Los efectos del sueño atrasado

Sin embargo, hay muchas maneras de no obtener sueño suficiente. Puedes no dormir nada durante un periodo prolongado: lo que los científicos llaman privación aguda del sueño (en 1963, un estudiante de secundaria logró mantenerse despierto durante 264 horas). Puedes perder horas de sueño de manera constante: privación crónica del sueño. Puedes estar acostado pero despierto, con la mente corriendo a toda velocidad o relajada, viendo televisión toda la noche. Los estudios como el de Manasseina se consideraron extremos al punto de ser irrelevantes para humanos.

La investigación continuó, pero “se la medio encasillaba”, comentó Fabian Fernandez, neurocientífico de la Universidad de Arizona que no colaboró con la nueva revisión. “¿Cuándo vas a mantener despierto a un animal o a un humano hasta que mueran?”.

No obstante, durante el último par de décadas, la investigación sobre la privación del sueño en animales se ha vuelto más matizada, precisa y, posiblemente, aplicable en humanos, según Sigrid Veasey, neurocientífica de la Universidad de Pensilvania, y Zachary Zamore, investigador del laboratorio de Veasey, los autores de la nueva evaluación.

Después de analizar estudios pasados sobre la privación del sueño en ratones, muchos de los cuales llevó a cabo Veasey, los investigadores encontraron que, cuando se dejaba que los animales estuvieran despiertos un par de horas más de lo usual todos los días, esto afectaba de manera particular dos partes clave del cerebro: el locus coeruleus, un núcleo que maneja sentimientos de vigilancia y excitación, y el hipocampo, una zona que tiene un papel importante en la formación de la memoria y el aprendizaje. Estas regiones, que en humanos son fundamentales para mantener una experiencia consciente, ralentizaban la producción de antioxidantes en los animales, los cuales protegen las neuronas de las moléculas inestables que se producen todo el tiempo; son algo así como los gases del escape de las células en funcionamiento. Cuando los niveles de antioxidantes son bajos, estas moléculas pueden aumentar y atacar el cerebro desde adentro, descomponiendo las proteínas, las grasas y el ADN.

“Incluso en circunstancias normales, la vigilia en el cerebro provoca un perjuicio”, comentó Fernandez. “Pero cuando estás despierto durante demasiado tiempo, entonces el sistema se sobrecarga. En cierto momento, ya se vuelve imposible. Si les pides a tus células que se mantengan activas un 30 por ciento más todos los días, las células mueren”.

En el cerebro de los ratones, la privación del sueño produjo muerte celular después de unos pocos días de que se les restringió el sueño, un umbral mucho menor para el daño cerebral del que se solía pensar. También provocó una inflamación en la corteza prefrontal y aumentó los niveles de las proteínas tau y amiloide, las cuales se han vinculado con enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson, en el locus coeruleus y el hipocampo.

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